por Lorena Bazar*
No sé qué han visto tus ojos, Medusa
Ya no sos un simple claroscuro
colgado en la retina,
o un escudo de combate
arrojado a la batalla.
¿Habrán sido las serpientes
envenenando tu propia mirada?
¿Qué hizo de vos tu creador?
Me desvelo pensando
qué furia habrán doblegado tus ojos,
que a esta altura de los siglos
no consiguen volver a cerrarse.
Yo las quiero inmortales
Las luciérnagas
titubean:
supernovas
muriendo a cada instante.
Su luz es un presente
volviéndose pasado.
Y este encanto que se frustra
a la hora del alba.
¿Conocerán las luciérnagas el mar?
¿Sabrán que la sal cura las heridas?

«Starry Nigth», de Alex Ruiz.
Por pedir un deseo
Allí, donde el cielo es libre,
las estrellas respiran profundo:
cierran los ojos, se dejan caer
certeras, fugaces.
Allí, donde el cielo aún suspira,
vos y yo le rogamos al firmamento
que tan solo una de sus estrellas
se inmole. Se ofrende.