por Gabriela Di Giácomo * Es de madrugada, y yo no puedo dormirme. Y encima ayer pronosticaron que está por bajar el Zonda, ventarrón maldito: siento resecos los huesos, y la garganta como raspada por papel de lija. Pero hay algo que me preocupa mucho más. En salto de cama me deslizo hacia […]