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Es el contexto

por Esteban Morin*

 

—¿Dónde estoy? —se pregunta un tipo barbudo, agarrándose la cabeza—. Que alguien me diga, por favor. No reconozco nada.
Mientras se esfuerza por levantarse, a un lado del cuadro se distingue un mingitorio. El plano se desplaza y podemos ver un lavatorio, sobre el que el personaje se apoya para ponerse de pie. La toma es oscura y, desde atrás, llegan destellos que rebotan contra los azulejos: una luz tartamuda no termina de encenderse.

 

Es el inicio del quinto episodio del Taller de Corte y Corrección en versión virtual: píldoras breves —disponibles en Youtube desde inicios de 2013— con consejos para escritores. Espectadores de todo el mundo agradecen las recomendaciones, y se suman a los cientos de alumnos que han sido entrenados por Marcelo di Marco en los talleres que realiza desde hace más de treinta años.

La escena transcripta más arriba tiene como protagonista al mismo di Marco, y resume una perla del episodio anterior: la importancia de poner en contexto la historia, de “poner un piso” sobre el que se muevan los personajes y la acción. Me quedo pensando en esto.
El contexto es el dictador, el ruler, no solo da el piso a los personajes, sino también el tono a sus diálogos, calidad e intensidad a las emociones, gravedad o superficialidad a los efectos. Y lo mismo con toda la trama.
En un relato cualquiera, una ventana que alguien abre, resulta un detalle sin importancia —podría decirse prescindible— si hablamos de una acción llevada a cabo, por ejemplo, en la cocina de un departamento de Buenos Aires, en la actualidad. La misma acción tiene un valor diferente si desde afuera golpean con sus picos pájaros insistentes, o si ubicamos la habitación dentro de una cabaña en el Círculo Polar Ártico o, mucho más crítico, en una estación espacial.

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Es el contexto quien, arrastrando a los personajes a la acción, empuja la trama hacia delante y sumerge a los lectores en el relato. Escribo “quien” animando al contexto, justamente porque ya le di el carácter de dictador.
Al lector, poco le importa el otro contexto, el de construcción del enunciado: la vida del autor, el tiempo y el espacio en donde se escribió la obra. Supone un autor y un momento de escritura… qué más da. El contexto que sí le interesa a cualquier lector, que nos interesa a nosotros como lectores, es el que interactúa con el conflicto de la trama, y puede ser el causante del mismo. Nos interesa la abadía helada a la que arriban Adso de Melk y Guillermo de Baskerville, y su biblioteca; la isla de Robinson Crusoe, tanto como los recursos que tiene o construye. Una relación amorosa, como el sustento. Una guerra, un planeta, una habitación pequeña con un busto de Palas, y la muerte de un ser amado.
Ponemos acciones en un contexto o dejamos que un contexto nos dicte acciones. No hay otra forma de escribir una historia que valga la pena ser leída.

 

esteban

*Esteban Morin (San Lorenzo, Santa Fe, 1975) es comunicador social. Se gana la vida como consultor en selección y desarrollo de recursos humanos para distintas organizaciones. Trabajó como fotógrafo, periodista, redactor y corrector. En FIN ya hemos publicado su microcuento “Fatalidad“ y su artículo «Comunidad«.

 

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