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No me digas que no

por Agustín Mazzini*

 

A los amigos

 

… cuánto amor en una juventud cuántos errores …

Pere Gimferrer

 

Celebremos entre copas vacías y botellas de ron
a los fantasmas perdedores que miran desde nuestros ojos.
A la risa, al living de las casas,
la fiesta, la soledad,
la televisión.
Celebremos que fuimos más jóvenes de lo que somos, amigos.
Que Joy Division sonó a metal opaco recién salido de la basura
cuando, dando vuelta a la esquina, una noche cerca de lo de Martín
y en una plaza gris a lo Manchester,
nos sentimos dentro de la canción.
Celebremos a la multitud anónima
bajando de la Estación Ministro Carranza
arreglándose el cuello de la camisa.
Las llaves y puertas y puentes pardos,
edificios hechos con el dialecto
que hablaba nuestra tristeza:
levantarnos solos / lavarnos los dientes
prender el gas / hacer el desayuno.
Celebremos a la vida ayudándonos a perder,
las rutas que equivocaron su camino
y nos dejaron soltando carcajadas.
Cuántos disc jockey drogados,
hombres de cuarenta y pico queriendo tener nuestra edad,
mendigando conversaciones
para olvidar la fiebre de sus hijos / trabajos mediocres / esposas frígidas.
Cuanta madera vencida en mostradores de pizzerías ilegales,
peruanos vendiendo cerveza a precios siderales.
Cuantos grupos de chicas hermosas que nos olvidaron,
cigarrillos rebeldes en la esquina del colegio.

Vivimos la otra cara de la moneda
que escribió Gimferrer:
cuantos errores cuanto amor en una juventud.

 

 

Sol

 

El que te vea tomando sol
podría pensar que fuiste secuestrada
de publicidades o películas de Hollywood.

Me remite a la pena de que no estés conmigo
tu mueca desprolija y tu recuerdo.
Verte en calzas rojas en la fila del boliche,
con remeras cortas escritas en inglés
que son a tu femineidad lo que un cigarrillo
al incendio que provocaron sus brasas.

En este cuarto —hecho de todo
lo que le sobra al mundo—,
y en mis poemas
—carentes de lo que no sé cómo escribir—
pienso en ese que de tu cama
hizo su cama,
y de tu boca
su boca.
Pienso
en que no cambié
en lo más mínimo:
soy el mismo que te perdió:
despeinado / comiendo mal /
durmiendo de día / viendo televisión.
Pero con nuestro pasado creciéndome de espaldas,
como la planta de un jardín que ya no es mío.

 

PAUL KELLEY 2

Ilustración de Paul Kelley

 

No me digas que no

 

Salías a las seis de la tarde
de un colegio caro y bilingüe.

No me incomoda tu comedor de muebles costosos
distribuidos con buen gusto,
para que la mesa familiar
lamente cómoda las desigualdades sociales y debata
soluciones bocado a bocado
con un razonamiento de teoría superada.
Tampoco me incomodan los bmw estacionados en el country
donde jugás al hockey y reís en alambrados,
en tribunas vacías:
de frente al sol que te obliga
a entrecerrar tus ojos verdes.

Al fin y al cabo, solamente soy el que te agrega todos los días
a su inventario de mujeres inalcanzables.
Ese que se inventa razones para justificar
que no estamos juntos.
Razones,
que consuelan a mi tristeza
de ver a tu belleza renovada
haciéndole gestos premeditados
a las cámaras de foto.
Razones,
que no me permitan añorarte,
si vas vestida de gala
al casamiento de tíos y primos
que no me dan consejos,
bromistas y amenazadores,
sobre cómo se debe de cuidarte.

 


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Agustín Mazzini (Buenos Aires, 1993) es un joven poeta argentino. Publicado en la antología “Buenos Aires respira poesía” (INCAA, 2013). Asistió a la “Cátedra abierta de poesía latinoamericana” en la Universidad de San Martín, clases coordinadas por el poeta Jorge Boccanera y dirigidas por Juan Gelman.
Es miembro del TCyC desde el año 2012.  

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