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poesía

Yo las quiero inmortales

por Lorena Bazar* No sé qué han visto tus ojos, Medusa   Ya no sos un simple claroscuro colgado en la retina, o un escudo de combate arrojado a la batalla. ¿Habrán sido las serpientes envenenando tu propia mirada? ¿Qué hizo de vos tu creador?   Me desvelo pensando qué furia habrán doblegado tus ojos, […]

Tres poemas

por Analía Pinto*   Apenas ameba   “Este zoológico soy yo, la fauna del cielo en las jaulas del alma”. Felipe García Quintero Yo quería ser una pantera que en la sigilosa viscosidad de la noche atrapara su corazón y nunca lo devolviera   Yo quería ser una brava leona haciéndoles frente a los cobardes […]

¿Dónde está mi caballito?

por Marina di Marco *     ¿Dónde está mi caballito de madera de naranjo, el que se me escapa cuando yo miro para otro lado? Su flequillo es tierna estopa (porque, si fuera de paja, podría sacarme un ojo: lo dijo un nene en la plaza).   Sus ojos son de botones (así me […]

Contraluces

por Nolberto Malacalza*   “Sacás una idea de ahí, un sentimiento del otro estante, los atás con ayuda de palabras, perras negras”. Julio Cortázar, Rayuela        I   Los ciervos de la noche maduran de luna y monte. Duermen las lenguas de los pájaros como verdugos abolidos por el frío.   Canje de […]

Permanencia

por María Fernanda Castilla*   Albedrío   Dicen que la muerte nos alerta en vano. Aparece desde la oscuridad del canto extiende su mano decidida y con suavidad nos acompaña hacia el encuentro de los encuentros. Y nos deja allí al borde del alma. Frente a nuestra vida. Para descifrar los signos de esta libertad. […]

Cuando la belladona florece

por Mariláu Sánchez   Perdida entre juguetes   ¿Cómo fue que esta pena logró vencer las maquinarias del tiempo de las que nada escapa? La mañana abre su ventana de cielo y me susurra: Todo lo que quisiste se ha marchado. Todos se han ido, ¿no es verdad que vuelves a llorar, otra vez, con […]

En el ojo del resplandor

Apuntes sobre La rosa líquida, de Javier Rodríguez       Paracelso se quedó solo. Antes de apagar la  lámpara y de sentarse en el fatigado sillón, volcó el tenue puñado de ceniza en la mano cóncava y dijo una palabra en voz baja. La rosa resurgió. Jorge Luis Borges, “La rosa de Paracelso”.   […]