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Breve historia de un regalo de papel

Por Nomi Pendzik

 

Decía Horacio Quiroga que no es conveniente escribir bajo el imperio de la emoción, que la literatura exige decantar los sentimientos para poder expresarlos. Pero, al escribir esto, no puedo hacerlo. Tampoco quiero hacerlo. Por eso les pido que me permitan acá algunas efusiones muy personales.

La mañana del 6 de octubre de 1989 –la mañana del día en que Marcelo di Marco y yo íbamos a casarnos–, cuando bajé de la cama encontré sobre mis pantuflas un sobre tamaño A4, con un corazón dibujado en él. Era un regalo. Pero no de los Reyes, no. Era el regalo de bodas que Marcelo me hizo ese día, y para toda la vida: el manuscrito de un libro de poemas que él venía componiendo paciente y ardorosamente durante el último mes. Cármina marina. Cantos del mar. Poemas de amor. Recibir ese libro fue –es– una de esas emociones contundentes que sacuden y que desarman. Y que a la vez alientan a avanzar, a vivir, a amar.

Después, los caminos de la literatura llevaron a Di Marco hacia otros rumbos, y el libro permaneció guardado, secreto. Solamente unos pocos poemas se publicaron sueltos en Internet o en algunas antologías mías: siempre les tuve fe a esas treinta y tres canciones marítimas, plenas de luz y fervor.

El 23 de junio, como muchos saben, cumplí sesenta años. Apenas empezó el día, a la medianoche del 22, y con muchos besos y abrazos, Flor y Marcelo me dieron sus regalos. Unos regalos preciosos. Esa misma noche, partíamos con Marcelo hacia nuestro refugio a orillas del mar. Pero antes fuimos con Flor, Maru, Pablo y Magda, a cenar afuera –a Guido´s, más precisamente, un bodegón italiano zarpado y acogedor, atrás del Zoo–: festejo íntimo para las dos familias. Cuando ya estábamos sentados a la mesa, aparece el mozo con una caja fucsia adornada con un inmenso moño blanco. Se la da a Marcelo, y él me la entrega a mí. Después de la grandiosa Biblia de Straubinger y del inminente fin de semana en Las Gaviotas, yo ya no esperaba otro regalo de mi esposo. Es decir: no tenía ni la menor idea de lo que podía haber en esa caja. Pesaba bastante, eso sí. En Guido's, abriendo caja

Al abrirla, casi no pude mantenerme parada. Fue encontrarme con un sueño que ya había dejado de soñar, pero hecho papel: decenas de primorosos ejemplares de Cármina marina. En la tapa habían impreso un ramo de edelweiss –hay quienes la llaman “la flor del amor eterno”: purísima, casi inalcanzable–. En la solapa y contratapa –que apenas logré leer, por las lágrimas–, una declaración de amor tan manifiesta que todavía no puedo recordarla sin emocionarme. Adentro, los amados poemas. Y, según me enteré después, corregidos y remozados. Ahora maduros, definitivos; Dios sabía lo que hacía al permitir que mi manuscrito de Cármina marina juntara polvo durante casi treinta años.

Portada de Cármina marinaTambién supe después que hacía varios meses, pensando en qué regalarme, Marcelo consideró el poemario, la situación que le había dado origen –cómo se parecen, según él, el mar y mi mirada­– y el cariño que yo les tenía a esos textos. Y encontró el regalo. Se contactó con Diego Ruiz –¡bravísimo por elaleph.com!­– y, entre nuestro querido webmaster, su esposa Victoria Monti y él, en absoluto secreto –no lo sabían ni nuestras mellis–, trabajaron amorosa, minuciosa y sigilosamente durante dos meses para lograr que este sueño se cristalizara.

Decirle a Marcelo di Marco “¡Muchas gracias, mi amor!”, por más énfasis que le ponga, suena tibio, incompleto. Se supone que ya ha pasado algún tiempo de mi cumpleaños, y sin embargo, gracias a Cármina marina, todavía sigo sintiéndome bajo ese glorioso dominio de lo inefable. Y sé que será para siempre.

Con marcelo y libros

 

Pero todo esto hay que celebrarlo con amigos. Así que los esperamos el martes 9 de agosto de 2016, a las 19:00, en el Museo del Libro y de la Lengua –Av. Gral. Las Heras 2555, pegadito a la Biblioteca Nacional–. Ese mismo día, Di Marco presenta Cármina marina conjuntamente con su nuevo libro de cuentos La mayor astucia del demonio (Buenos Aires, Zona Borde, 2016).

 

Flyer presentación 2

 

Mientras tanto, los dejo con las palabras que Analía Pinto escribió sobre el libro, en su blog Fauna Abisal: http://abisalfauna.blogspot.com.ar/2016/07/regreso-con-poesia.html.

También el poeta Javier Rodríguez publicó una nota sobre Cármina marina en El barco ebrio: http://thebarcoebrio.blogspot.com.ar/2016/07/el-naufragio-de-una-voz.html

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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