Por Valentino Terrén Toro *
Oh, poesía,
palabra que supera el silencio,
materia onírica,
arcilla celeste.
Contigo puedo hacer magia:
incrustar un relámpago en la barriga
de una luciérnaga,
barnizar el pétalo de un jazmín
con la saliva de un ángel,
morderle el ojo a una libélula,
arrancar una estrella del firmamento
y arrojarla en el pecho de algún desalmado.
Oh, poesía,
sagrada locura del lenguaje,
verbo sensual,
acróbata de los mundos emocionales.
Tu presencia fue y seguirá siendo
siempre maravillosa,
siempre disponible,
osada, bondadosa.
Fiel al plan del cosmos,
fuiste creada para decir lo más difícil.
Prendes un farol en la cueva del silencio,
cantas en la dimensión de lo no dicho,
vulneras los escudos del alma,
susurras como un torbellino.
Oh, poesía, me salvaste: dejaste
caer
una gota
de tu armonía
en la arteria podrida de mi corazón.
Oh, sagrada poesía, anhelo de mis huesos,
de tu mano me atrevo a explorar
el laberinto de la muerte.
Tu redonda matemática humilla el intelecto
de todas las cabezas humanas.
No sólo te invoco porque te amo
sino porque deseo que tu maná se esparza
por los desiertos del lenguaje.
Oh, pasional poesía, quiero descubrir
los secretos sexuales de tu idioma,
saborear tu vulva de labios turquesas,
lamer la hondura de tu licor místico.
Voy a cuidarte
como a la florcita de la grieta,
que sabe de delicadezas y poderes.
Voy a valorarte como lo que eres:
la princesa que mete la lengua en lo inefable.
Poesía,
garganta de todas las eras,
instrumento que libera aquello
que el silencio atrapa,
idioma del dolor y del éxtasis.
En lo profundo de los mares antiguos
se labró la fluidez de tus metáforas.
Poesía, me despido,
aunque, a decir verdad,
tú te despides de mí.
Regresa pronto:
eres la manera más dulce
de liberar el brillo de los astros.
Valentino percibió las limitaciones de la prosa recién a los 20 años. Ese momento, tan epifánico como pavoroso, lo impulsó a investigar el lado ritual del lenguaje: la poesía. Después de seis años de no parar de leer y no parar de escribir, y de cuatro años de taller literario con Marcelo di Marco, publicó su primer libro, Reliquias del éxtasis. Hoy, con 32 años, va por su segunda publicación.
Él se acerca a la poesía y su corazón se enciende; se aleja de la poesía y su corazón se apaga. Su sueño: tallarles poesía a los objetos domésticos, volver a nombrar las calles, con nombres poéticos, crear espectáculos de poesía.
Trabaja como facilitador de Biodanza, un sistema cuyo creador ha definido como “la poética del encuentro humano”.
Para leer otros poemas de Valentino Terrén Toro en FIN: http://fin.elaleph.com/desde-la-tierra-baldia/tres-poemas-2