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Me faltaban zombies…

Por Octavio Fernández Solano *

 

 

Hubo un tiempo en que a los cómics le faltaba algo. Nadie podía decir con seguridad qué. Pero Mike Mignola (el autor de Hellboy) sabía con exactitud no solamente lo que les faltaba a los cómics, sino también lo que necesitaban: zombis.

Y en eso, aparece Robert Kirkman con The Walking Dead.

¿Cómo, perdón? ¿Que The Walking Dead es una serie de televisión? No, no… Bueno, sí, pero hagamos de cuenta, sólo por unos segundos, que no.

The Walking Dead es un cómic. Y uno estupendo. Estupendo si te gustan los zombis y el género del terror. Estupendo si te gustan las historias de supervivencias. Y por qué no, estupendo para los que quieren iniciarse en la lectura de cómics (yo, justamente, inicié con The Walking Dead).

 

Negan Slaughter Begin

 

No soy un experto de la literatura ni del cine ni de los cómics. Pero sí soy un aficionado de la ficción en general, de las buenas historias. Y creo que no les miento si les digo que no se van a arrepentir de leer The Walking Dead. Tiene muchos momentos que a mí me hicieron sonreír y temblar; momentos de pura preocupación por los personajes, de sorpresas. Aunque, si me preguntan cuál es el punto más fuerte de The Walking Dead, sin pensármelos dos veces diría: los villanos. Y es que los villanos son tan, pero tan… No, dejen, no tengo palabras para eso: lean y véanlo por ustedes mismo.

Algo positivo que tener en cuenta: acá en Argentina estamos con suerte, porque la editorial Ovni Press publica The Walking Dead con bastante regularidad, la edición es buena, y está casi al día comparándola con la publicación norteamericana (donde publican un número cada mes).

Y ahora sí podemos hablar un poco de la serie. De lo que yo quiero hablar es de la relación entre esta y los cómics. Primero quiero aclarar una cosa a los que siguen la serie: no se preocupen con eso de que ‘‘la historia es la misma’’. Si no ven la serie, entonces lean los cómics… Pero si ven la serie, entonces deberían leer los cómics con mucha más razón: es una excelente combinación.

Hay diferencias, claro. Pero con la serie de The Walking Dead no pasa eso de que ‘”la adaptación no es fiel a la obra original’”. No: las diferencias entre una y otra se dan —yo creo— porque ambas son historias paralelas con sus semejanzas (o historias semejantes con sus paralelismos; no sé).

zombie_nEsto se ve en los personajes y en los eventos de ambos.

En la serie se mantienen los personajes más importantes de los cómics: Carl, Rick, Andrea, Hershel, Michonne, Glenn. Pero también están los que son que son exclusivos de la serie, como Daryl y Merle. Tenemos a los que no aparecen en la serie, y a los que aparecen tarde en la serie. Y además hay “equivalencias” entre algunos de los cómics con otros de la serie: las hermanitas de la prisión, por ejemplo, serían prácticamente los mismos personajes que unos gemelos sádicos de la historieta.

Los eventos en la serie y en los cómics también son los mismos: el despertar de Rick en el hospital abandonado, la estadía en la granja de Hershel, la guerra en la prisión, etcétera. Lo que cambia es cómo se desarrollan esos eventos, cuánto duran en uno y cuánto duran en otro, y quiénes mueren antes o después en los cómics y en la serie. Sobre todo: quiénes mueren en la serie y no en los cómics, y viceversa.

Una diferencia notable es que en los cómics todo se presenta con más crudeza. De esto no les doy ejemplos, porque estaría spoileando algunos de los mejores momentos.

Por último (y como quizá ya se dieron cuenta), cabe decir que los cómics están más adelantados que la serie. Por esta razón me parece una buena combinación seguir ambos: gracias a los cómics, uno sabe qué va a pasar en la serie —o, para ser más exacto: qué podría pasar—, pero no sabe cómo va pasar, y eso le añade más suspenso y emoción.

Esta nota, al fin y al cabo, no es más que una recomendación. Así que suerte con la lectura… Y cuidado: los zombis muerden, pero hay cosas mucho peores.

 

 

 

Octavio Fernández Solano  * Octavio Fernández Solano nació el 11 de septiembre de 1995, en Corrientes Capital, Argentina. En 2005 se mudó con su familia a Ciudad del Este, Paraguay.

A finales del 2011, a los dieciséis años, se inició con la lectura, y descubrió que quería ser escritor. En el 2013 volvió a Corrientes, y en 2015 se mudó finalmente a la Ciudad de Buenos Aires; en marzo de ese año, comenzó a formar parte del Taller de Corte y Corrección.

Por el momento no hizo nada relevante, ni mucho menos tiene un libro publicado. Sueña, el pobre, con escribir también historias para cine y para cómics. Pero apenas está comenzando. Esperemos que le vaya bien…

 

 

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