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Dos poemas

*por Juan José Capria

 

Al lobo

 

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Wolf, de Andrew Ferez

El lobo creó las sombras
desgarrando a la noche.

Su piel es el hábito del miedo,
y sus colmillos descarnan
esos terrores
que creíamos enterrados.

Nunca retrocedió,
pues sangre que bebía
multiplicaba su maldad.

Fue la presa más buscada,
aunque ya no quedan rastros
de aquel carnicero holocausto
que nos persiguiera.

Pero no durmamos tranquilos:
el lobo ataca hasta cuando sueña,
y no les devuelve la piedad
a quienes lo defendieron.

Y mientras estas líneas lo homenajean,
el lobo que tienes adentro lee
y estrangula al poema.

 

 

 A la pantera

 

Desde las fauces de la selva,
a la hora última del sueño y de la muerte,
al amparo de árboles y espesuras
y con la luna de cómplice,
discurre la pantera.

Todo lo ven sus ojos:
la orilla de las ocultas aguas,
la trampa ilegal,
la presa al alcance de las zarpas,
el perpetuo combate final,
la sangre en el salto fatal.

Solo una vez no mató,
y eso —quizás— nunca lo sabrá.
Fue cuando el olfato le trajo
el desconocido olor de la compasión.
Fue cuando protegió
a un recién nacido abandonado
(Kipling supo la historia y nos la regaló).

Y aunque, después de aquello,
nada haya cambiado en su naturaleza,
Dios ha obsequiado a la pantera:
para alejarla de los captores,
que la ofrecen como joya única entre las bestias,
noche a noche irá oscureciéndose más.

El tiempo también es la piel de la pantera.

Black Panther. Christian Thiefaine

Black Panther, de Christian Thiefaine

 

Sin título*Juan José Capria es un escritor oriundo de Haedo pero radicado en la ciudad chaqueña de Tres Isletas. Poeta y narrador, alumno del Taller de Corte y Corrección desde diciembre de 2006. Profesor en Lengua y Literatura, da clases en escuelas secundarias. Casado, padre de dos hijos pequeños y amante de los trenes, de la fotografía, de los libros y  de la lectura. Escribe todos los días y corrige aún más, pues intenta seguir los pasos de sus maestros quienes le inculcaron —y aún le repiten— que ESCRIBIR ES CORREGIR.

El horror y la fantasía en la literatura

por Ivana Zacarías*

 

La cita era un domingo al mediodía en la Biblioteca Nacional. La excusa: el I Encuentro Internacional de Literatura Fantástica. A pesar de la lluvia, a pesar de las pastas, uno a uno fuimos acercándonos a la Sala A.R. Cortázar, acaso atraídos por aullidos de lobos y zurridos de murciélagos.10170878_1496691773884325_3368422868512542626_n

Y el eco de Carfax. Carfax convocaba, y así bien rápido supimos que nos asustaríamos, que nos divertiríamos, que reflexionaríamos. La Abadía de Carfax es un círculo de escritores de horror y fantasía, y fue fundada por Marcelo di Marco en el año 2005. Hace tan solo unos pocos meses —y luego de un escalofriante rito de iniciación— me aceptaron como miembro del grupo.

Marcelo di Marco, junto a las cofrades Nomi Pendzik y Claudia Cortalezzi, fue quien guió la reflexión sobre la creación de la literatura de horror y fantástica.

Claudia Cortalezzi se enfocó en relatar la historia de la Abadía, en particular describiendo aquel hito que fue la publicación de cada uno de los libros del grupo: hasta el momento, tres antologías; y una cuarta, que será conocida en breve. Además, y a través de su propia experiencia, Claudia habló de esa necesidad irrefrenable de darle vuelo a una historia, cueste lo que cueste, sea lo que fuese que el escritor tenga que decir… por más que ello nos obligue a poner en palabras las aberraciones más bestiales que puedan cruzarse por nuestra imaginación.

La presentación de Nomi se centró en una pregunta: ¿cómo hacer para enseñar a los adolescentes sobre este género de la literatura? Resulta extraño pensar que el sistema educativo abrace a los vampiros o los hombres lobo, si hoy los escritos acerca de lo sobrenatural son concebidos como “literatura de segunda” por aquellos que creen que lo real es más valioso. O, alternativamente, que lo fantástico o terrorífico no pueden ser verosímiles. Sin embargo, ¿qué niño no se aseguró de estar bien cubierto de noche, por miedo a que los fantasmas de sus cuentos se aparecieran? ¿Qué joven no empezó a escuchar ruidos en la habitación de al lado, mientras leía “Casa tomada”?

Foto Carfax en Biblioteca Nacional

Cerebro, corazón y coraje. Estos tres elementos necesita un buen escritor, según di Marco. Y, tras escuchar su experiencia con la novela Victoria entre las sombras, yo agregaría también “paciencia”: después de catorce años de escribir, corregir, pensar, compartir, repensar, volver a corregir y —por sobre todo— de entregarse al terror y al más allá, finalmente dibujó ese punto final que tanto nos desvela a los escritores.

Quién sabe cuál será la ilusión de aquellos que encuentran, per se, mayores dosis de esa magia y emoción en los relatos que reflejan aspectos de la vida “real”. Ojalá el horror y la fantasía fueran irreales.

No sé ustedes, amigos lectores, pero yo necesito juntar coraje para leer Drácula, porque el miedo que siento es tan verdadero que casi instintivamente necesito acariciarme el cuello, como si ello me asegurara que ningún colmillo hambriento se tentará. Cuando camino por la arena, aún espero encontrarme al Principito: ¡el día que volvió a su asteroide fue uno de los más tristes de mi vida! Y si ando por la ruta —amigos escritores, también cuídense—, tengo la precaución de disfrazarme: no vaya a ser que Misery se haya obsesionado con los personajes de mis cuentos…

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Tapa de Cuentos de La Abadía de Carfax 4, en preparación.

 

 

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*Ivana Zacarías (Munro, 1981) es miembro de La Abadía de Carfax. Estudió en Argentina y también en el exterior. Trabaja en proyectos educativos desde los ámbitos académicos y públicos.
En FIN ya hemos publicado sus cuentos «Catáfilas» y «Los últimos sesenta».

Efemérides

Dibujo

 

 

 

 

1 / En 1909 nace Juan Carlos Onetti

2 / Nace en 1877 Herman Hesse  (Premio Nobel en 1946)

3 / En 1883 nace Franz Kafka

4 / Nace en 1804 Nathaniel Hawthorne 

6 / Muere en 1962 William Faulkner 

9 / En 1884, la provincia de Buenos Aires hace entrega a la Nación de la Biblioteca Pública fundada por Mariano Moreno, que desde entonces se denomina Biblioteca Nacional

12 / Nace Pablo Neruda en 1904, Premio Nobel en 1971

13 / En 1934 nace Wole Soyinka, Premio Nobel en 1986

15 / En 1979 muere Juana de Ibarbourou

16 / Muere en 1985 Heinrinch Böll, Premio Nobel en 1972

17 / En 1932 nace Joaquín Lavado, conocido como Quino

20 / En 1304 nace Francesco Petrarca

23 / Nace en 1888 Raymond Chandler

26 / Nace en 1894 Aldous Huxley

29 / En 1957 muere Ricardo Rojas. Por ello se conmemora el Día de la Cultura Nacional.

 

Destacada del mes

24 / Nace Alejandro Dumas en 1802

«Vivid, pues, y sed dichosos, hijos queridos de mi corazón, y no olvidéis nunca que, hasta el día en que Dios quiera mostrar el porvenir al hombre, toda la sabiduría humana está contenida en estas dos palabras: ¡Confiar y esperar!». (Edmundo Dantés, El Conde de Montecristo)

Ilustración de Mead Schaeffer

Ilustración de Mead Schaeffer

 

Escribir para los que no leen

por Daniel Echeverría*

 

Leí una vez, no recuerdo dónde, que un escritor americano decía lo siguiente: en la Antigüedad se veneraba la sabiduría. Ya en el siglo XX comenzó a privilegiarse el conocimiento; luego, la información. Hoy, la sociedad valora el dato.
No creo que esto ocurra porque la sabiduría o el conocimiento hayan perdido su importancia, sino porque hoy los hombres, para sus cosas, pueden arreglarse con datos.
No soy una autoridad en comunicación ni en ciencia alguna, tampoco es mi objetivo establecer algún nuevo paradigma. Soy solo un observador de este tipo de fenómenos. Pero también, en mis ratos libres, escribo. Y, como todo escritor inédito —que es casi lo mismo que decir «escritor sin acceso posible a una editorial»—, encontré en Facebook una oportunidad furtiva para difundir mis textos.

Por lo general, comparto fragmentos de una novela que escribo hace tiempo, y con eso consigo, de vez en cuando, algún “me gusta” de un amigo o, en el mejor de los casos —en esos casi me emociono—, un comentario alentador de algún desconocido. En este ejercicio fue que comencé a notar que es muy poca la gente que genera textos. Solo se difunden (postean) fotos con sentencias o frases atribuidas a celebridades. Cosas ingenuas, obvias, lugares comunes de los que los supuestos autores renegarían de inmediato. Eso es lo que se consume y propaga, por una sencilla razón: muy pocas personas leen más allá de tres o cuatro renglones.

Claro está que no soy ingenuo y sé que no es Facebook un lugar para leer de corrido Crimen y castigo, pero es una maravillosa vía de comunicación y promoción de ideas y textos. Ahora bien, aquí se plantea una paradoja. ¿Cómo hacer para que sí lo sea, si la gente que lo utiliza no lee? ¿ Cómo hacer —reitero— no para que se pueda leer Crimen y castigo, sino al menos veinticinco renglones de cualquier texto?

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Ilustración de Matthew Lyons

La respuesta es sencilla a priori, difícil en la práctica: utilizando las herramientas básicas de la buena literatura. Escribir bien. No solo escribir bien, mejor dicho, utilizar todas las trampas, recursos, ardides que se ponen en juego para atrapar al lector de una novela. ¿Cuáles son? No pienso revelarlas tan impunemente: son los secretos del arte.

Captar la atención de un lector que no tiene tiempo, que lee Facebook como pasatiempo —como entretenimiento, a veces en un teléfono, un lector acostumbrado al estímulo de una imagen, es todo un desafío. No solo un desafío, sino que es un estupendo ejercicio.

Podrá la mayoría conformarse con datos, con frases de Cortázar o de Borges que nunca dijeron Cortázar o Borges. Podrán muchos contentarse solamente con ver fotos o con chistes malos, pero alcanzará con que alguien proponga una buena oración —una inquietante, enigmática, inteligente— para que algunos muerdan el anzuelo y sientan la necesidad de leer la oración siguiente. “Bastará con saber que soy Juan Pablo Castell, el hombre que mató a María Iribarne”. Es un ejemplo de cómo hacer para que quien haya leído esa magnífica trampa se pregunte: ¿Por qué la mató? O ¿quién es este tipo? ¿O esa mujer? Pero claro, eso ya lo hizo Ernesto Sabato; habrá que buscar nuevos recursos. Los hay, debe haberlos.

Vi hace poco un video sensacional de García Márquez que duraba 2.32 minutos. Me dirán que soy un consumidor de datos. No, responderé. Fueron varias oraciones, mucha información, conocimiento, sabiduría. Decía García Márquez que la lectura es un acto hipnótico, y que el escritor debe no solo inducir ese efecto, sino mantenerlo en quien lee. ¿Cómo? Generando una música, una cadencia hipnótica cuyo objetivo es el de evitar que el lector despierte. Esa es la fórmula. Fácil, no. Imposible, tampoco. Poco probable para un mortal: decididamente.

Hace veinte años que escribo. Esto no quiere decir nada. Todo el mundo sabe que en literatura el esfuerzo no es garantía de escribir bien. Y, como corresponde a todo gran escritor —y esto es lo único que tengo de gran escritor—, es mucho más el material que tiré a la basura que el que publiqué. Rescato, cada tanto, solo unas pocas líneas que comparto en Facebook, y que ahora están leyendo.

 

foto*Daniel Echeverría (Olivos, 1962) escribió dos novelas, algunos cuentos y un ensayo. Todo este material se halla inédito o desaparecido. Lo inédito, a la espera de revisión; el resto ya no existe: no tenía remedio. Trabaja en TCyC desde 2014.

Quién es quién en el Taller de Corte y Corrección

Hoy responde…

 

Claudia Cortalezzi

 

 

Claudia Cortalezzi

 

 

 

 

1.¿Cuáles son tus autores preferidos en literatura, cine y música?
Aunque soy fan del fantástico, leo de todo. Aprendí mucho de los clásicos, de Víctor Hugo, Maupassant, Balzac, Tolstoi, Kafka, Poe. También de los grandes autores de habla hispana y su manejo del lenguaje.

¿Qué libros en particular? Esos que podría releer más de una vez, por placer y nada más: Los Miserables, Moby Dick, Ficciones, Final del juego, It.

2.¿Qué libro/s estás leyendo en este momento?
Estoy descubriendo, de a poco —quiero hacerla durar—, la novela Anatomía hunana de Carlos Chernov.Y El agente secreto, de Conrad. Al mismo tiempo, siempre leo cuentos y más cuentos.

3.¿Qué cinco títulos creés necesarios para la formación del escritor?
A sangre fría, de Truman Capote; Bola de sebo y otros cuentos, de Guy de Maupassant; Cuentos selectos, de Enrique Anderson Imbert; Moby Dick, de Herman Melville; El pasillo de la muerte, de Stephen King. Leer/releer a King y ver “cómo lo hace” es de gran ayuda.

4.¿Qué publicaste ya en medios electrónicos y/o en papel? 
Tengo unos cuantos cuentos publicados en antologías, en Argentina, España, Libia y Perú, y en revistas literarias como Próxima. Varios de esos y otros cuentos andan por la Web, en Axxón, LiterÁrea Fantástica, NM, BewilderingStories.
En 2010, publiqué mi primera novela, Una simple palabra, con editorial Andrómeda.
Y en 2012, antologué Cuentos de la Abadía de Carfax 3.

5.¿En qué te está ayudando más tu participación en el Taller de Corte y Corrección?
Llevo muchos años trabajando mis escritos en el TC&C. Al principio eran cuentos, ahora ando con novelas.

¿En qué me ayudó Marcelo di Marco? Es simple: él me enseñó lo que es realmente la literatura, a descubrir mis errores, a utilizar los recursos literarios. Todo lo que un gran maestro puede enseñar.

 

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¡Muchas gracias, Clau!

 

 

Efemérides

junio

1 / Nace en 1874 Macedonio Fernández

3 / En 1924 muere Franz Kafka

5 / Nace en 1898 Federico García Lorca

6 / En 1875 nace Thomas Mann

7 / En 1980 muere Henry Miller

11 / Nace en 1900 Leopoldo Marechal

13 / En 1874 nace Leopoldo Lugones. En 1888, Fernando Pessoa. En 1917, Augusto Roa Bastos

14 / En 1936 muere G.K. Chesterton

21 / En 1905 nace Jean Paul Sartre

24 / En 1842 nace Ambrose Bierce. En 1911, Ernesto Sábato

28 / Nace en 1867 Luigi Pirandello (Nobel de literatura, 1934). En 1937, Juan José Saer

29 / Nace en 1900 Antoine de Saint – Exupéry

 

Destacada del mes

 

16 / En 1816, en la Villa Diodati (Ginebra), Mary Shelley escribe Frankenstein.

«Yo era afectuoso y bueno; la desgracia me ha convertido en un demonio. Hazme nuevamente feliz y volveré a ser virtuoso».  Monstruo de Frankenstein

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No me digas que no

por Agustín Mazzini*

 

A los amigos

 

… cuánto amor en una juventud cuántos errores …

Pere Gimferrer

 

Celebremos entre copas vacías y botellas de ron
a los fantasmas perdedores que miran desde nuestros ojos.
A la risa, al living de las casas,
la fiesta, la soledad,
la televisión.
Celebremos que fuimos más jóvenes de lo que somos, amigos.
Que Joy Division sonó a metal opaco recién salido de la basura
cuando, dando vuelta a la esquina, una noche cerca de lo de Martín
y en una plaza gris a lo Manchester,
nos sentimos dentro de la canción.
Celebremos a la multitud anónima
bajando de la Estación Ministro Carranza
arreglándose el cuello de la camisa.
Las llaves y puertas y puentes pardos,
edificios hechos con el dialecto
que hablaba nuestra tristeza:
levantarnos solos / lavarnos los dientes
prender el gas / hacer el desayuno.
Celebremos a la vida ayudándonos a perder,
las rutas que equivocaron su camino
y nos dejaron soltando carcajadas.
Cuántos disc jockey drogados,
hombres de cuarenta y pico queriendo tener nuestra edad,
mendigando conversaciones
para olvidar la fiebre de sus hijos / trabajos mediocres / esposas frígidas.
Cuanta madera vencida en mostradores de pizzerías ilegales,
peruanos vendiendo cerveza a precios siderales.
Cuantos grupos de chicas hermosas que nos olvidaron,
cigarrillos rebeldes en la esquina del colegio.

Vivimos la otra cara de la moneda
que escribió Gimferrer:
cuantos errores cuanto amor en una juventud.

 

 

Sol

 

El que te vea tomando sol
podría pensar que fuiste secuestrada
de publicidades o películas de Hollywood.

Me remite a la pena de que no estés conmigo
tu mueca desprolija y tu recuerdo.
Verte en calzas rojas en la fila del boliche,
con remeras cortas escritas en inglés
que son a tu femineidad lo que un cigarrillo
al incendio que provocaron sus brasas.

En este cuarto —hecho de todo
lo que le sobra al mundo—,
y en mis poemas
—carentes de lo que no sé cómo escribir—
pienso en ese que de tu cama
hizo su cama,
y de tu boca
su boca.
Pienso
en que no cambié
en lo más mínimo:
soy el mismo que te perdió:
despeinado / comiendo mal /
durmiendo de día / viendo televisión.
Pero con nuestro pasado creciéndome de espaldas,
como la planta de un jardín que ya no es mío.

 

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Ilustración de Paul Kelley

 

No me digas que no

 

Salías a las seis de la tarde
de un colegio caro y bilingüe.

No me incomoda tu comedor de muebles costosos
distribuidos con buen gusto,
para que la mesa familiar
lamente cómoda las desigualdades sociales y debata
soluciones bocado a bocado
con un razonamiento de teoría superada.
Tampoco me incomodan los bmw estacionados en el country
donde jugás al hockey y reís en alambrados,
en tribunas vacías:
de frente al sol que te obliga
a entrecerrar tus ojos verdes.

Al fin y al cabo, solamente soy el que te agrega todos los días
a su inventario de mujeres inalcanzables.
Ese que se inventa razones para justificar
que no estamos juntos.
Razones,
que consuelan a mi tristeza
de ver a tu belleza renovada
haciéndole gestos premeditados
a las cámaras de foto.
Razones,
que no me permitan añorarte,
si vas vestida de gala
al casamiento de tíos y primos
que no me dan consejos,
bromistas y amenazadores,
sobre cómo se debe de cuidarte.

 


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Agustín Mazzini (Buenos Aires, 1993) es un joven poeta argentino. Publicado en la antología “Buenos Aires respira poesía” (INCAA, 2013). Asistió a la “Cátedra abierta de poesía latinoamericana” en la Universidad de San Martín, clases coordinadas por el poeta Jorge Boccanera y dirigidas por Juan Gelman.
Es miembro del TCyC desde el año 2012.  

Es el contexto

por Esteban Morin*

 

—¿Dónde estoy? —se pregunta un tipo barbudo, agarrándose la cabeza—. Que alguien me diga, por favor. No reconozco nada.
Mientras se esfuerza por levantarse, a un lado del cuadro se distingue un mingitorio. El plano se desplaza y podemos ver un lavatorio, sobre el que el personaje se apoya para ponerse de pie. La toma es oscura y, desde atrás, llegan destellos que rebotan contra los azulejos: una luz tartamuda no termina de encenderse.

 

Es el inicio del quinto episodio del Taller de Corte y Corrección en versión virtual: píldoras breves —disponibles en Youtube desde inicios de 2013— con consejos para escritores. Espectadores de todo el mundo agradecen las recomendaciones, y se suman a los cientos de alumnos que han sido entrenados por Marcelo di Marco en los talleres que realiza desde hace más de treinta años.

La escena transcripta más arriba tiene como protagonista al mismo di Marco, y resume una perla del episodio anterior: la importancia de poner en contexto la historia, de “poner un piso” sobre el que se muevan los personajes y la acción. Me quedo pensando en esto.
El contexto es el dictador, el ruler, no solo da el piso a los personajes, sino también el tono a sus diálogos, calidad e intensidad a las emociones, gravedad o superficialidad a los efectos. Y lo mismo con toda la trama.
En un relato cualquiera, una ventana que alguien abre, resulta un detalle sin importancia —podría decirse prescindible— si hablamos de una acción llevada a cabo, por ejemplo, en la cocina de un departamento de Buenos Aires, en la actualidad. La misma acción tiene un valor diferente si desde afuera golpean con sus picos pájaros insistentes, o si ubicamos la habitación dentro de una cabaña en el Círculo Polar Ártico o, mucho más crítico, en una estación espacial.

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Es el contexto quien, arrastrando a los personajes a la acción, empuja la trama hacia delante y sumerge a los lectores en el relato. Escribo “quien” animando al contexto, justamente porque ya le di el carácter de dictador.
Al lector, poco le importa el otro contexto, el de construcción del enunciado: la vida del autor, el tiempo y el espacio en donde se escribió la obra. Supone un autor y un momento de escritura… qué más da. El contexto que sí le interesa a cualquier lector, que nos interesa a nosotros como lectores, es el que interactúa con el conflicto de la trama, y puede ser el causante del mismo. Nos interesa la abadía helada a la que arriban Adso de Melk y Guillermo de Baskerville, y su biblioteca; la isla de Robinson Crusoe, tanto como los recursos que tiene o construye. Una relación amorosa, como el sustento. Una guerra, un planeta, una habitación pequeña con un busto de Palas, y la muerte de un ser amado.
Ponemos acciones en un contexto o dejamos que un contexto nos dicte acciones. No hay otra forma de escribir una historia que valga la pena ser leída.

 

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*Esteban Morin (San Lorenzo, Santa Fe, 1975) es comunicador social. Se gana la vida como consultor en selección y desarrollo de recursos humanos para distintas organizaciones. Trabajó como fotógrafo, periodista, redactor y corrector. En FIN ya hemos publicado su microcuento “Fatalidad“ y su artículo «Comunidad«.

 

Efemérides

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2 / Nace en 1772 Novalis.

7 / En 1812 nace Robert Browning.

9 / En 1883 nace José Ortega y Gasset

10 / En 1843 nace Benito Pérez Galdós.

11 / En 1916 nace Camilo José Cela, Premio Nobel en 1989.

13 / Nace Almafuerte en 1854.

15 / En 1611 se estrena Cuento de Invierno de William Shakespeare.

16 / En 1917 nace Juan Rulfo.

18 / En 1993, el Papa Juan Pablo II proclama a San Juan de la Cruz patrono de los poetas en lengua española.

19 / El 1895 muere en combate Jose Martí.

20 / En 1799 nace Honorato de Balzac.

22 / En 1859 nace Arthur Conan Doyle.

23 / En 1561 nace Góngora.

25 / En 1681 muere Pedro Calderón de la Barca.

29 / En 1909 nace Alfonsina Storni en Suiza.

30 / En 1265 nace Dante Alighieri.

31 / Nace Walt Whitman en 1819.

 

 Destacada del mes

 

8 / En 1953, Hemingway recibe el Pulitzer por El viejo y el mar.

 «El hombre no está hecho para la derrota. Un hombre puede ser destruido, pero no derrotado».

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Fotograma del corto «The Old Man and the Sea», de Aleksandr Petrov

El archivo desnudo

por Luis Alexis Leiva*

Sobre el caso Burroughs / Vollmer, o sobre la creación de un escritor único

 

En 2013 se abrieron  los archivos sobre el juicio que sufrió William Burroughs en 1950 a causa de haber matado a su esposa de un tiro en la frente. Todo sucedió en México, dentro de un departamento del DF durante un juego de puntería.

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WILLIAM S. BURROUGHS, DANGER, PARIS 1959. Foto de William Burroughs tomada por su amigo y colaborador Brion Gysin (The Barry Miles Archive)

RECONSTRUCCIÓN DE UN ASESINATO

Las pruebas están sobre la mesa… o, mejor dicho, sobre el suelo.  Más específicamente en el parqué  del departamento 8, segundo piso de un edificio situado en Monterrey 122, colonia Roma, cerca de las avenidas Insurgentes y Álvaro Obregón, DF, México.

Viajemos además en el tiempo: jueves 6 de septiembre, casi a las seis de la tarde.

En dicho escenario encontramos tirado en el suelo un cuerpo, un vaso de ginebra Oso Negro, un casquillo calibre .38. Si miramos con detenimiento a nuestro alrededor, encontraremos además restos de una noche de drogas, alcohol, y sexo…  Un olor acre seguramente recorra todo el lugar.

El cuerpo es de una mujer, que a su vez tiene un nombre: Joan Vollmer. En su frente hay un orificio. El orificio es de una bala, y esta bala es del casquillo; el casquillo es de un revólver… y ese revólver pertenece al esposo de la finada: el señor William Burroughs.

Ante semejante nombre, no podemos evitar recordar quién es en el mundo literario: un fenómeno irrepetible, un revolucionario de las letras, una isla sin precedentes,  un fenómeno realmente fuera de lo normal. Sus obras hablan por él: Naked Lunch, Queer, The ticket that exploted, Yonkie, The Soft Machine

¿Y por qué Burroughs vale la pena como escritor? Porque creó un universo propio, donde lo onírico y lo real se mezclan en un pantano de miseria sin justificación más que en sí mismo. Conviven malamente en este mundo lo real, lo anecdótico y lo biográfico, con lo pesadillesco, con las alucinaciones, las historias turbias, la sordidez más abusiva. No perdona, no da concesiones. Se lo lee como a un libro sagrado y el lector casi ni participa: solo es testigo, solo observa y lee rezando. Lo más terrible del placer de la humanidad se refleja trémulo en la literatura de Burroughs donde todas las contenciones morales, sociales, legales, quedan abolidas… hasta las reglas mismas del lenguaje.

Tal calibre de figura fue forjada —como no podría ser más coherente— en un evento terriblemente doloroso y fatal.

El matrimonio Burroughs estaba en la habitación del departamento que alquilaba su amigo John Heally. Allí se desarrollaba, de manera “normal”, una fiesta de drogas, alcohol y risas. William decide (en un excesivo arranque de melancolía literaria) jugar a Guillermo Tell. Joan acepta gustosa y divertida. ¿Qué otra cosa podía ser más divertida que la rutina de Guillermo Tell? En lugar de manzana, se usó un vaso de ginebra; en lugar de arco y flecha, un revólver calibre .38, propiedad de Burroughs, quien lo portaba en un estuche de sobaquera. Y, como era de esperarse, en lugar de dar en el blanco, la bala dio en la parte izquierda de la frente de Joan.

Fin de la fiesta. Todos salieron corriendo. William quedó aturdido y perplejo. La ambulancia llegó y los trasladó al hospital. Joan Vollmer murió allí. Burroughs fue apresado por la policía en la puerta de la Cruz Roja donde, todavía borracho, contó a la prensa la trágica historia.

Dentro de las posibilidades que se abren al comenzar a escribir un artículo de estas características, podemos detenernos en lo que se llama “Enfoque”. A este elemento podríamos definirlo  como la forma de mirar y de valorar un hecho.

Un caso como el que nos ocupa hoy podría tener, entonces, varias formas de mirarlo.

Un muerto + un culpable + ningún prisionero = una obra literaria impactante y original.

Qué difícil lograr un enfoque que convenza.

¿Vale una muerte la obra de Burroughs? Yo creo que él diría que no.  Otros, menos unidos sentimentalmente a Joan, seguramente dirían que sí, y con creces. Allá ellos con su juicio de valores.

Ahora bien, según los expedientes del caso, se confirma toda la historia del mortal juego de Guillermo Tell. Se confirma también que la bala entró en la frente; se da una dirección específica y se declara culpable a William, pero no se lo encarcela sino que se le pide una fianza.

Los otros testimonios (como los de la dueña del departamento) afirman que todo sucedió en otra habitación, contigua a la que se dio por oficial.

Las declaraciones de Burroughs a los periódicos se contradicen por evidentes consejos de abogados. Primero se jugaba y William disparó con mal pulso, causado por las drogas y el alcohol. Luego se dirá que solo sacó el arma para mostrársela a sus amigos y el disparo se escapó sin querer.

Los archivos están incompletos y viejos. Más datos y declaraciones no se pudieron encontrar.

Los abogados de William Burroughs aseguran que lograron exceptuarlo de una condena en México ya que en dicho país no querían tener problemas con un ciudadano norteamericano.

Otros testimonios afirman que la fianza de 20.000 dólares, pagada por los familiares de Burroughs que viajaron para proteger a su pariente y cuidar a los niños, funcionó como coima para evitar la cárcel.

El caso es que, luego de abiertos los archivos del juicio, después de 50 años, nada quedó demasiado claro.

Podemos sacar dos conclusiones: una referente a la corrupción y deficiencia de los sistemas de justicia en países del Tercer Mundo. Estas condiciones fueron y siguen siendo apabullantes. La segunda podría estar apuntada a la creación literaria impulsada por hechos terribles.

Pero para la segunda conclusión deberíamos aclarar que para Burroughs, si bien la cárcel hubiera sido la consecuencia lógica, no le fue gratis. Su trauma por matar a su esposa (no se puede negar que la quería y que en realidad no buscaba matarla) le valió años de derrotero autodestructivo. Tuvo la extraña ventaja de ser una persona capaz de escribir ficción, y con una inventiva y una creatividad muy activas.

Según el mismo William Burroughs, dicho evento disparó su escritura y gracias a esto se convirtió en escritor. Su búsqueda literaria se basó en la teorización de que una fuerza oscura dentro del ser humano lo guía y conduce a hacer acciones en contra mismo de los propios deseos o intenciones. Las drogas desatarían esta fuerza y liberaría al propio ser en niveles aterradores. Dice en el Prólogo de Queer.

La muerte de Joan me puso en contacto con el invasor, el Espíritu Feo, y me embarcó en la lucha de toda la vida, en la que no he tenido más remedio que buscar la salida escribiendo…

Naked Lunch, The Ticket That Exploted, etc. son obras torturadoras, casi imposibles de abordar libremente.

La explicación de su cut up (sistema de recortes de diarios y revistas distintas, que puestos en juego forman un mensaje distinto, un subtexto formado por las cadenas asociativas que se esconden tras los discursos sociales) podría resumirse en la idea de los pintores del Paint Action: la hoja es un lienzo donde las palabras se vuelven mensajes independientes del escritor. Cortar diferentes frases de revistas, mezclarlas y encontrar en esta yuxtaposición un tercer mensaje, un cuarto mensaje, hacen a la idea de la comunicación un acto inconsciente de los emisores. El lenguaje es tan peligroso que puede decir cosas que uno no quiere decir. Este lenguaje sería esa fuerza oscura que domina nuestros actos. El invasor.

Su propio caso (en el que los testimonios, las leyendas, los hechos reales, y  ahora los archivos desclasificados que se suman) se convierte en un cut up bastante extraño. El mensaje subyacente quedaría a criterio de los propios lectores, de los propios investigadores, y de nosotros, simples curiosos que tratamos de vislumbrar un nuevo discurso en historias tan terribles.

Irresponsabilidad en el uso de las armas. Injusticia y corrupción. Literatura y vida. Morbo para poder conocer a otro escritor torturado. Aunque no cualquier escritor.

Todo queda ahora en la valoración de estos mensajes.

En definitiva, el enfoque de este artículo lo determinarán ustedes.

Yo me voy a tratar de seguir entendiendo qué me dice a mí esta historia, qué me dicen estos archivos que tanto no aclaran. Qué suman al rompecabezas de esta leyenda y qué no.

William Burroughs nos dio este pedazo de cuerpo muerto en la punta del tenedor.

La mesa está servida y el almuerzo está desnudo. Tráguenselo.

 

6*Luis Alexis Leiva (Don Torcuato, 1979) es escritor, estudiante de Literatura y docente. Publicó la novela Grietas (Ed. Argenta SARLEP, 2007). Publicó el libro de cuentos Cuentos New Age (Ed. Milena Caserola, 2013). Es columnista de FM Rock & Pop, y congresista de la A.A.E.A. (Asociación Argentina de Estudios Americanos). Forma parte del TCyC.