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Seis poemas

Por Octavio Fernández *

 

Ritmos

 

El tío fuma
y mira
el cielo expandido en estrellas.
Los más chicos
hacen tintinear sus cucharitas
al escarbar el helado en sus bowls.
Se dice algo de la música
—una de los años dos mil—
que está sonando
nostálgica
en los parlantes.
Unos hermanos y unos primos
se levantan a bailar.
Mamá corta un pan dulce,
papá descorcha una sidra.
Y con un estallido de color
se cargan de fuego en la noche los corazones.

 

 

Sueños del laberinto

A la memoria de José “Chiki” Martínez

Mis sueños son una casa

vacía:

tienen sus paredes

de memorias despintadas.
Y vos, amigo mío,

ya no venís a visitarme.

¿Temés que te diga
que te sé imposible?
Que no es carne lo que abrazo,
que ni siquiera sos etéreo.
No te confundas:
en esta casa muerta,
la muerte fue olvidada.
Acá te espero, entonces,
de puertas y ventanas abiertas,
creyendo que te sentiré volver

al reconocer tu risa.

 

 

Pizarnik


Estas manos

cargan, entre hojas,
la dulce ensoñación de tu amargura.
Estos ojos
somnolientos
intentan descubrir
en la tinta tus secretos.
Esta boca
repite la cadencia
de tus versos imposibles.
Vos de mí

no sabés nada.
Yo, de vos,
creo saber de pájaros.

 

 

Suspendido

 

A veces sólo finjo estar.
Con tanta ausencia
que me siento,
¿cuánto de mí me falta?
Hay palabras ajenas
a mi boca:
entre ellas, mi cuerpo
se hace silencio.

 

 

Cómo mirarte

 

Desde las sombras de tu mirada
donde una soledad me habita,
impaciente.
Desde ahí,
donde espero.

 

 

Brilla más que el sol de verano

 

Todas las noches fueron tuyas
para apuñalarlas de luz.
Con tu linterna
—la linterna robada del colegio—
desgarraste los secretos
nocturnos
de los árboles de la calle,
de los techos y de los rincones de un estudio
de cine,
de los clubes de las pandillas, de las aulas del colegio,
de las casas vecinas.
Descubriste que el mundo oculta de la luz
todas
sus pasiones, sus rencores, sus angustias.
Todos sus demonios.
La linterna es firme en tu mano,
alumbra hacia afuera:
ya viste, pibe, cómo son las cosas.
Pero no te diste cuenta
de que sólo alumbrás
desde las sombras.

 

 

 

* Octavio Fernández nació el 11 de septiembre de 1995, en Corrientes Capital, Argentina. En 2005 se mudó con su familia a Ciudad del Este, Paraguay. A finales de 2011, a los dieciséis años, se inició con la lectura, y descubrió que quería ser escritor. En 2013 volvió a Corrientes, y en 2015 se mudó finalmente a la Ciudad de Buenos Aires, donde comenzó a estudiar cine en el Cievyc; en marzo de ese mismo año, pasó a formar parte del Taller de Corte y Corrección.

 

 

 

Créditos de las imágenes:

1.- Fotograma capturado de un video. Material original: Yanina Santis.

2.- Alejandra Pizarnik, fotografiada por Daniela Haman.

3.- Captura de la película A Brighter Summer Day (1991, Taiwán), de Edward Yang.

 

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