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Razones de un encierro

por Marcelo di Marco

 

Marcelo di Marco opina sobre el primer libro de Matías Orta

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Me recuerdo recién salido de la adolescencia aquella noche inolvidable de hace más de treinta años, parado frente al Ópera, en la avenida Corrientes. Estaba a punto de entrar a ver una película que prometía partirle la cabeza a más de uno. El público, en la vereda, se burlaba a los gritos de un tipo disfrazado con una careta blanca y una especie de overol. Yendo de una punta a la otra de la marquesina y tropezando con los carteles, ese aprendiz de asesino serial nos amenazaba desde arriba empuñando un descomunal cuchillo. Los del cine lo habían previsto todo con suma precaución: en el hall dispusieron una sala de emergencias ad hoc, incluso atendida por gente de guardapolvo, lista para socorrer a los posibles infartados y víctimas del pánico. Mediante las publicidades en los diarios, les venían recomendando a los muchachos que llevasen a la novia a ver la peli, porque seguramente podrían consolar a la pobre chica valiéndose de su arsenal de abrazos y aprietes… Se estrenaba Noche de brujas, por supuesto, y yo en aquel momento ignoraba que estaba por volverme fanático de un genio llamado John Carpenter. Porque la mejor tradición del irrepetible cine de Hollywood de 1930 y 1940 vibraba renovada en esa maravilla. Al margen de las clasificaciones y de los géneros y de la hábil mascarada montada por los empresarios, al margen de los gritos de histeria de la platea, aquello era cine en estado puro: era Lang y Ford y Hawks vueltos a la vida, era todo un amoroso homenaje al Hitchcock de Psicosis. Y, en los años siguientes, Carpenter fue consolidando su valía de director cinéfilo con un puñado de obras maestras. La niebla, Escape de Nueva York, El enigma de otro mundo y Christine me apasionaron con todo su poder, me enseñaron a mirar.

Hoy, décadas después de aquel primer deslumbramiento, tengo el privilegio y el orgullo de que sea uno de mis más conspicuos secuaces quien me revele un sinnúmero de trucos, datos, secretos y facetas insospechadas del autor de En la boca del miedo. De manera que debo agradecerle al talentoso Matías Orta por haber escrito este libro singular: gracias a su erudición, a su agudeza y a la agilidad de su ameno estilo, ahora puedo revisar con nuevos ojos la herencia de un gigante de la imagen.

 

Matías Orta

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