Por Valeria Dávalos * —¡Surcamos el Mar de la Conchinchina otra vez! —dijo Juan, hablando solo en la cabina de El Chacal y mirando el horizonte. Entendió que los oficiales, que cenaban en el comedor, no lo habían oído por el vendaval, el fragor de la marea y los estáticos de la radio. Las […]