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“Adán Buenosayres es la novela de un poeta”. Entrevista a Jorge Portela

Por Germán Masserdotti *

 

 El jurista y filósofo argentino Jorge Guillermo Portela sabe que la literatura es una sobresaliente excusa para educar a los universitarios en el amor a la verdad, el bien y la belleza. Para bien de su alma y de la de sus alumnos, uno de los autores a los que frecuenta es a Leopoldo Marechal, ese gran argentino que regaló al mundo la novela Adán Buenosayres, concebida alrededor de 1930 y publicada en 1948.

Marechal nació en 1900 y falleció en 1970[1]. “Todos los veranos –refiere María de los Ángeles, una de sus hijas–, Leopoldo viajaba a Maipú, en la provincia de Buenos Aires, a la casa de sus tíos Martina y Francisco Mujica, quienes eran puesteros en el campo. Les contaba a sus amigos de Maipú que su maestro [en la Capital Federal] le decía que escribía muy bien y que iba a ser poeta. Los niños del lugar decían esto a sus padres y los papás les comentaban a sus hijos: ‘¡Habla así porque es de Buenos Aires!’. Niños y padres le pusieron el apodo ‘Buenos Aires’. Años después, descendientes maipuenses de aquellos niños contaron esta divertida historia”.

Además de Adán Buenosayres, Marechal es el autor de ensayos como Descenso y ascenso del alma por la belleza, de poemarios como Laberinto de amor, Sonetos a Sophía, de novelas como El banquete de Severo Arcángelo, Megafón, o la guerra y de piezas teatrales como Antígona Vélez y Las tres caras de Venus, entre otras obras.

 

Portela escribió “Leopoldo Marechal y la formación poética” (revista Universitas, 1982), y en 2017 pronunció una conferencia titulada “Leopoldo Marechal, escritor tradicional” en la Fundación Centro Cultural Universitario en Buenos Aires. Luego de la conferencia, aceptó una entrevista sobre Marechal y el sentido de su obra.

¿Por dónde conviene comenzar la lectura de la obra de Leopoldo Marechal? ¿Por la prosa, la poesía, el ensayo? ¿Por varias a la vez?

Si bien podría aplicarse aquí la regla matemática (“el orden de los factores no altera el producto”), esta es una pregunta difícil, máxime cuando en ningún momento, por más que Marechal esté escribiendo prosa, abandona su condición primera de poeta. De hecho, Adán Buenosayres es la novela de un poeta. Por ende, comenzaría por la lectura de esta primera gran obra del escritor.

 

Podría decirse que, tanto en la vida como en la obra de Marechal, hubo “épocas”. ¿Habría constantes temáticas en su trayectoria? ¿Hubo cambios en la comprensión de esos temas? ¿Qué podría haber influido para explicar las mutaciones?

Hubo cambios, efectivamente. Ellos se explican como consecuencia del sobredimensionamiento de posturas políticas, unido a aspectos de su vida personal que influyeron decididamente sobre su literatura. Me refiero a su unión con Elbia Rosbaco, a partir de la cual se genera lo peor de la literatura marechaliana.

Entonces, podemos hablar de una primera etapa, motivada por una influencia católica muy marcada, que se plasma sobre todo en su poética y en su participación en el Convivio de los Cursos de Cultura Católica, y la segunda, que tiene como eje central la aparición de la política y la relación con Rosbaco. En un escritor de su categoría, esto fue particularmente lamentable y resulta notorio y notable la caída o la eliminación de los grandes temas (Dios, la belleza, el orden de lo creado) en su producción literaria.

 

Los años juveniles de Marechal se relacionan estrechamente con los Cursos de Cultura Católica. ¿Qué significado tuvieron en su vida?

Los Cursos de Cultura Católica marcan a Marechal muy profundamente. Eso lo podemos advertir en su producción poética llevada a cabo hasta la década del 60, aproximadamente. Esa es la época en la que escribe su gran novela Adán Buenosayres (quizás la más importante de la literatura argentina) y en la que delinea uno de sus ensayos más importantes (Descenso y Ascenso del alma por la belleza). Este último no podría haber sido escrito sin la influencia de los Cursos. Pensemos que su primera edición es de 1939, publicada por Sol y Luna y dedicada a Mallea. Pero su primera redacción es de 1933.

En los años 40, Marechal se hizo peronista. ¿Cuáles fueron los motivos? ¿Qué encontró en el movimiento? Con el tiempo, los antiperonistas le “pasaron factura” por su opción política.

Esa es una pregunta muy personal, que sólo podría contestar Marechal. Históricamente, muchos hombres del nacionalismo argentino y del pensamiento católico, tradicional, vieron en el peronismo una opción válida. Creo que eso fue lo que le ocurrió a Marechal. Perón, en su primera presidencia, tuvo la habilidad política de rodearse de hombres de distintas extracciones. Su propuesta de “justicia social” y de protección de lo nacional, unida a un conservadurismo de base, resultaba atrayente para el intelectual católico. Quizás esos ideales hayan jugado para la opción de Marechal por el peronismo.

 

Pareciera que el afán de justicia está presente a lo largo de toda la vida de Marechal. ¿Podría explicarse así su apoyo posterior al socialismo?

No. Creo que eso no es así. En primer lugar, él mira con agrado un giro a la izquierda, pero siempre desde el peronismo. Es arriesgado decir que apoyó al socialismo, y si lo hizo fue siempre a partir del justicialismo. Por otra parte podría pensarse que para un peronista, en aquel entonces, no había demasiadas opciones. La política “pendular” fue siempre uno de los pivotes preferidos de Perón. Y sus seguidores siguieron ese vaivén.

 

¿Qué sería la Patria para Marechal? ¿Diría lo mismo sobre ella si viviera hoy?

Quizá la respuesta la encontremos en uno de sus libros de poemas más logrados: el Heptamerón. En la “Patriótica” hay muy bellas descripciones de lo que es la patria para un alma noble como la de Marechal, traducidas en hermosas metáforas (la patria como una hija, pero en consecuencia, como un miedo inevitable; la patria como un dolor que aún no tiene bautismo), hasta que finalmente el poeta se niega a seguir hablando de la patria. Al principio del poema se evoca a Chassaing: “melancólica imagen de la patria”…

 

Hoy, ¿qué le diría la obra de Leopoldo Marechal a nuestra Patria? ¿Qué lecciones podríamos rescatar para “el buen vivir”?

Podría responderte con un bello verso del “Canto segundo” del Heptamerón, de 1960: “La patria es un dolor que aún no sabe su nombre”.

 

 

* Germán Masserdotti nació en Buenos Aires en 1975. No es sabio, por cierto; filósofo, apenas. Los papeles dicen, además, que es profesor y licenciado en filosofía. Cuando goza de intervalos lúcidos, escribe trabajos con pretensión de científicos y notas periodísticas. En FIN le publicaron “Amores burgueses y súplicas de redención” (http://fin.elaleph.com/scriptorium/amores-burgueses-y-suplicas-de-redencion), “Obsesión homicida por el poder sin reglas” (http://fin.elaleph.com/acta-diurna/obsesion-homicida-por-el-poder-sin-reglas) y “In memoriam Zoltán Kodály” (http://fin.elaleph.com/general/in-memoriam-zoltan-kodaly). Como no lo conocen del todo, además le publican en otros sitios: “Hiroshima y Nagasaki en la voz de seis sobrevivientes” (http://eterdigital.com.ar/hiroshima-y-nagasaki-en-la-voz-de-seis-sobrevivientes/), “El sufrimiento del periodista” (http://www.eter.com.ar/Novedad/14841/El-sufrimiento-del-periodista), “Quién ha visto el viento que narra Carson Mccullers” (http://www.eter.com.ar/Novedad/16931/Quien-ha-visto-el-viento-que-narra-Carson-McCullers). A veces, más bien pocas, se zafa y escribe cosas como “Comunismo no es lo mismo que cristianismo” (http://www.laprensa.com.ar/458094-Comunismo-no-es-lo-mismo-que-cristianismo.note.aspx) o “Memorias de un ateo militante” (http://www.laprensa.com.ar/446943-Memorias-de-un-ateo-militante.note.aspx) . En fin, hace lo que puede con su vida y, a decir, verdad, le sale bastante mejor de lo que pensaba.

 

[1] Cf. Marechal, María de los Ángeles, Bio-cronología, en http://www.vorticelibros.com.ar/autor.php?id=36 [Fecha de consulta: 20 de febrero de 2018].

 

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